He empezado a leer este libro porque lo tenía en casa, era una lectura obligatoria de mi hija que está cursando 2ndo de la ESO.

August Pullman podría haber sido un niño normal. Iría al colegio, tendría amigos, conocería a una chica que le quisiera, y se haría mayor mientras iba aprendiendo cosas de la vida. Pero él es especial. August Pullman ha aprendido desde pequeño aquello que otros aprendemos mucho más tarde. Porque él tiene una enfermedad que hace que se cara esté deformada. Y eso, para un niño que empieza el colegio por primera vez, sólo significa una cosa: tener que enfrentarse a una realidad muy dura.

El niño  se encuentra tras la máscara deforme de una personita enferma desde que nació, te das cuenta, te enteras de verdad, de lo injusto que un mundo puede ser simplemente por el hecho de no haber nacido como estaba establecido de antemano. Y eso, al menos para mí, es difícil de entender.

Él solo quiere ser uno más. Camina siempre mirando al suelo, la cabeza gacha y el flequillo tratando en vano de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, susurros ahogados y codazos de asombro. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, entre la compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de La guerra de las galaxias.

Este año todo va a cambiar, porque este año va a ir, por primera vez, a la escuela. Allí aprenderá la lección más importante de su vida, la que no se enseña en las aulas ni en los libros de texto:

crecer en la adversidad, aceptarse tal como es, sonreír a los días grises y saber que, al final, siempre encontrará una mano amiga.

 

Me ha gustado, lo encuentro muy interesante!!!

Este libro te enseña cuales son los valores verdaderos,  la capacidad de ser valorado por la inteligencia, el sentido de la amistad, la lealtad y el compañerismo.