Yo os recomendaría poner los pies en un barreño con agua caliente y un poco de sal durante 20 minutos. Al sacar los pies los secamos con una toalla y empezamos a cortar. Las uñas de los pies siempre se cortan rectas, por que aguantan todo nuestro peso y si no están rectas, se nos clavaría. Como hemos tenido los pies en remojo las pieles y las uñas están muy blanditas y son fáciles de cortar.